28 de Diciembre – "No es ni renunciamiento ni autoexclusión, es proscripción". Con estas palabras, Cristina Fernández de Kirchner reapareció públicamente por primera vez desde la condena a seis años de prisión (e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos) y ratificó el paso al costado que había dado, hace tres semanas, respecto a una candidatura en 2023.
El destinatario de su mensaje fue, en gran medida, la propia dirigencia del Frente de Todos, a quienes exhortó --esta vez en público-- a agarrar "el bastón de mariscal", hacerse cargo y salir a militar en los barrios sin esperar que "alguien del cielo" les diga qué hacer.
En pleno clima de fervor futbolístico, CFK no escapó a la metáfora de la necesidad de un "arbitro en serio del Poder Judicial" y cerró su discurso en Avellaneda pidiendo: "Argentina y democracia sin mafias, nos lo merecemos".
"Vamos a hablar clarito que yo soy peruca y hablamos clarito: el único renunciamiento fue el de Eva Perón", arrancó, encendida, Cristina Kirchner en la inauguración Polideportivo Municipal "Diego Armando Maradona" en Villa Corina, mientras a su lado, el intendente Jorge Ferraresi y el gobernador Axel Kicillof reían.
Era su primera "reaparición" --un movimiento que se estuvo volviendo cotidiano para la vice-- luego de la condena en la causa Vialidad y el anuncio que puso patas para arriba a todo el FdT: que su nombre no aparecería en ninguna de las boletas del peronismo en 2023. Después de decir estas palabras, el polideportivo se sacudió bajo el canto de "Cristina presidenta", pero ella rápidamente los atajó: "No no no, no sean malos. Acá no hay renunciamiento ni autoexclusión, hay proscripción".
Inmediatamente, la vicepresidenta hizo un recorrido de la experiencia del peronismo con la proscripción y, dando cuenta de una "precisión electoral quirúrgica" de parte del Poder Judicial, señaló una primera curiosidad histórica: "El 9 de marzo van a leer los fundamentos de mi proscripción. Y el 9 de marzo de 1956 en el Boletín Oficial se publica el decreto 41/61 por el cual se prohibían decir las palabras 'Perón', 'Evita' y prohibía cantar la Marcha Peronista".
En ese momento, sin embargo, la vicepresidenta insistió en un punto que reiteraría a lo largo de todo el discurso: "La proscripción es un acto de disciplinamiento hacia el conjunto de la dirigencia política para que nadie se vuelva a animar a tanto, a recuperar las AFJP o YPF, a mejorar la distribución del ingreso o desendeudar al país".
Sentados, prolijos, en sus sillas, la observaban intendentes de la Primera y Tercera Sección Electoral (Mayra Mendoza, Mario Secco), legisladores y funcionarios bonaerenses (Teresa García, Andrés Larroque, Cristina Álvarez Rodríguez, Walter Correa), funcionarios nacionales (Wado De Pedro, Carlos Castagneto), legisladores nacionales (Juliana Di Tullio, Oscar Parrilli, Cecilia Moreau) y varios dirigentes sindicales (Omar Plaini, Vanesa Siley, Hugo Yasky).
Estaba todo el núcleo duro cristinista de la Provincia de Buenos Aires, bastión electoral en el que CFK está centrando toda su atención de cara al 2023. Y es que, pese a la ratificación de su renunciamiento, todas y todos los invitados que salían del acto coincidían en una cosa: CFK volvía a confirmar su centralidad política y su rol como ordenadora de cara al proceso electoral del año que viene.
A diferencia del acto del Día de la Militancia en La Plata, en donde el kirchnerismo había organizado un megaevento con aires de festival de rock (con la fantasía de sentar las bases para la candidatura de CFK), el acto de Avellaneda fue más austero.
No hubo gran alfombra roja para el desfile de invitados, ni tarima para que la prensa pudiera cubrirlo.
La militancia presente era local y no superaba las mil personas. La única constante, invariable en todo los actos desde que intentaron asesinar a CFK, era el puntilloso operativo de seguridad que se había desplegado en los alrededores: efectivos en cada esquina, cacheos en los ingresos, detector de metales, y dos tipos de pulsera que habilitaban el ingreso. Afuera, la militancia autoconvocada copó las calles con el reclamo --también invariable-- de una CFK para 2023.
(Fuente Pagina/12)